Un lento inicio de año
Claudio Soto Economista jefe de Banco Santander
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Claudio Soto
Chile comenzó 2019 con un modesto dinamismo. Más allá de los factores climáticos que golpearon a la minería, los dos primeros Imacec sorprendieron a la baja, mientras los datos disponibles para marzo apuntan a un primer trimestre inferior al 2%.
¿Qué ha pasado con nuestra economía? El país ha sentido los embates del empeoramiento del ciclo a nivel global derivado del conflicto comercial entre China y Estados Unidos, así como las tensiones políticas en Europa. Esto se refleja en un menor ritmo para las exportaciones, incidiendo en el sector manufacturero. En tanto, si bien la inversión ha avanzado a un ritmo moderado, la creación de empleos —más allá de discusiones metodológicas— sigue rezagada. Eso afecta a la masa salarial y a la confianza de los hogares, quitándole tracción al consumo.
Hacia adelante, es posible que veamos un paulatino repunte de la actividad conforme la minería se recupera y la economía global deja de perder fuerza. La primera, sin embargo, tiene poco espacio para expandirse mucho más en el corto plazo. Los niveles de producción de fines del año pasado marcan récords históricos y, en la medida en que no entren nuevos proyectos, su crecimiento será acotado. Por su parte, la dinámica de los sectores no mineros dependerá principalmente del avance de grandes proyectos de inversión y del ciclo externo.
Al respecto, las noticias en las últimas semanas son alentadoras. Las conversaciones entre China y EE.UU. progresan, las políticas de estímulo aplicadas por el gobierno del gigante asiático estarían resultando, mientras el cambio de tono de la Fed supone una política monetaria más expansiva. Todo esto lleva a pensar que la desaceleración global de la última parte de 2018 podría comenzar a revertirse hacia mediados de este año. En esta misma línea, el Reporte Económico Mundial del FMI presentó un panorama relativamente benigno. Si bien las proyecciones para el crecimiento este año volvieron a corregirse a la baja, hasta 3,3%, hacia adelante perfilan una moderación ordenada en las grandes economías y una aceleración en Europa y en Latinoamérica, con lo que en 2020 el mundo se aceleraría hacia su crecimiento de tendencia de 3,6%.
Con todo, el lento inicio del año y las restricciones por el lado de la minería nos llevan a revisar a la baja nuestra proyección para 2019 hasta 3%. Esto implica un ritmo de expansión en el límite inferior de lo proyectado en el último IPoM. De materializarse este escenario, el proceso de cierre de holguras se retrasará, dando más espacio para la política monetaria, lo que haría mantener la TPM en su nivel actual durante todo el año.
La gran pregunta es qué sucederá en 2020. En contraste con el panorama relativamente positivo del FMI, hay elementos de riesgo que llaman a la cautela. Por un lado, es posible que las conversaciones entre China y EE.UU. culminen en un acuerdo que evite un escenario nefasto, pero las disputas comerciales seguirán latentes. Por otro, las tensiones en Europa se mantienen y el espacio para las políticas macroeconómicas es limitado. Por último, la reversión del estímulo fiscal en EE.UU. en 2020 podría dar pie a una desaceleración más pronunciada.
En este contexto, Chile crecerá algo más que este año y se expandirá en torno a su tendencia que estimamos en 3,2%. Aspirar a un avance mayor requeriría un cambio sustantivo en el escenario global que, por lo menos hasta ahora, no se visualiza.